Los 15 principios de Naranjo Publicidad

  1. Preferimos las empresas pequeñas y medianas -PYMES- por su agilidad. Los comités y reuniones constantes de las burocracias asfixian las ideas.
  2. La creatividad está supeditada a la estrategia y no al revés. Por más novedosa que sea una idea de poco servirá si no obedece a un enfoque determinado.
  3. El objetivo de la publicidad es la comunicación, no la interpretación. Diseñamos anuncios, no obras de arte.
  4. Trabajar con el dinero del cliente exige responsabilidad y respeto. Buscamos permanentemente proveedores ágiles y cuidadosos, con precios competitivos y que valoren nuestra labor.
  5. Toda pieza publicitaria debe comunicar desde el principio el beneficio del producto o servicio y debe hacer fácil reconocer y contactar al cliente. Es increíble que esta obviedad sea un principio pero todos los días suele perderse de vista.
  6. Hay que guiar la imaginación y la decisión del consumidor. Nuestra publicidad explica, procura dar ejemplos e invita a la acción. Eso puede molestar a algunos diseñadores pero no a los contadores del cliente.
  7. El consumidor debe recordar la marca y su producto o servicio más que el aviso en sí mismo. La publicidad es un medio, no un fin.
  8. Privilegiamos una idea regular perfectamente aplicable sobre una idea perfecta, regularmente desarrollable. Lo importante no es tener muchas propuestas sino tener una idea oportuna.
  9. Todo mensaje tiene un medio clave y un presupuesto mínimo para transmitirse. La mitad del éxito consiste en identificarlo, desarrollarlo y contar con el presupuesto suficiente para poder aprovecharlo.
  10. Procuramos tomar decisiones basadas en hechos y no sólo en opiniones. Esto implica investigar y estudiar permanentemente el mercado. Ahorrar en este tema es ahorrar en ingresos.
  11. La puntualidad y la planeación son fundamentales en este negocio. ¿Para qué una hermosa campaña de Navidad el 20 de enero? Del mismo modo que ofrecemos puntualidad, la solicitamos a nuestros clientes.
  12. Contratamos personal que vea en la publicidad una profesión respetable, no una moda o una estación temporal.
  13. Si el cliente decide ser el publicista, nosotros no podemos ayudarle. Es imposible servir en una copa que está llena.
  14. Crear una marca exige paciencia y perseverancia. Si sólo quiere vender hoy, el asunto se soluciona con simples ofertas.
  15. Queremos ser una agencia buena, no una agencia grande. Nos gusta más el mercadeo y sus ideas que el lobby y los cocteles.

Mis sitios elegidos en los Webby Awards

Por: Natalia Estefanía Botero
Es una tradición que se cumple cada año. La Academia Internacional de Arte Digital y Ciencias de Estados Unidos (Iadas, por sus siglas en inglés), premia a los sitios web de excelencia, en diversas categorías en las que se incluye, desde la interactividad, cualidad intrínseca de internet hasta las adecuaciones web para sitios móviles.

El secreto de esta convocatoria, no solo es que de ello hacen una gran gala que tendrá lugar en Nueva York, el próximo 9 de junio, a la que invitan todas las celebridades y emprendedores de Silicon Valley, sino que reúnen en un solo lugar las experiencias que marcan la pauta en el ciberespacio.

Incluso, entre las más de 100 categorías que presenta en cada edición, se cuenta con una de las más preciadas, que es el voto del público, en el People Voice Award.

Aunque hay quienes opinan que ganar un premio en los Webby es demasiado fácil, y para algunos no deja de ser un galardón con un tinte comercial, los elegidos exhiben su galardón como un verdadero reconocimiento que se ha convertido en una especie de sello en la red de redes.

No en vano los han denominado los Oscar de internet, aunque distan del gran evento del séptimo arte, pues en los Webby hay más de 600 nominados y más de 10 mil concursantes, lo que lo hace un complejo entramado de internet.

Entre los sitios ganadores que se pueden explorar en el sitio www.webbyawards.com, hay desde clásicos repitentes hasta novedosas propuestas que son dignos ejemplos de funcionalidad en la red de redes.

Un vistazo rápido
Entre los sitios que merecen ser explorados se encuentran:

En la categoría Activismo, la lucha contra el Sida con estilo, en http://tech2.npm.gov.tw/mifu.

En la categoría la mejor página de bienvenida, el elegido es el sitio: www.lafilm.com.

La crema y nata del arte en la web está en el portal www.artocracy.org, que a la postre resultó elegido por el público como el mejor en su categoría Arte.

En la categoría bancos y finanzas ganó una página para aprender a manejar las finanzas personales: www.wesabe.com.

En seguida, otras elecciones del vasto universo de los Webby Awards.

El diseñador gráfico, Carlos Roldán, recientemente ganó el premio Lápiz de Acero, en la categoría Internet. EL COLOMBIANO le formuló algunas preguntas sobre su visión del diseño web.

¿Qué es lo peor que se puede hacer en un diseño de un sitio web?
«No tner claros los objetivos y alcances al iniciar el proyecto haciendo que la planeación del mismo sea nula y por lo tanto no se resuelvan los tópicos importantes como organización de la información, navegación del sitio, casos de uso en la parte de aplicaciones, tipo de interacción buscada con el usuario, por citar algunos. Haciendo una analogía, es como empezar a construir un edificio sin tener los planos.

Ahora, en aspectos puntuales mencionaría el uso de fondos complejos (texturas o fotos) para textos largos, el uso indiscriminado de animación o aquellos recursos orientados a llamar la atención pero sin contenido útil».

¿Qué herramienta ha sido su más reciente descubrimiento?
«Como herramienta que ha ayudado a organizar mi flujo de trabajo nombraría a «Bridge», un programa de Adobe que me permite visualizar gran variedad de archivos y recursos de un proyecto en sus diferentes etapas, sin tener que abrir los programas con los cuales se crearon.

¿Un sitio web que lo descreste hoy?
«Aparte de Google, con su potente buscador que me ha salvado el día en más de una ocasión; y de la Wikipedia en la que me puedo quedar navegando un buen rato, hace poco conocí una aplicación web para crear, manejar y compartir presentaciones de una forma fácil, con resultados sorprendentes: www.sliderocket.com».

Fuente: ElColombiano.com

La forma es parte del fondo (y viceversa)


Por: Carlos Andrés Naranjo-Sierra
La eterna discusión de si es más importante el fondo o la forma puede estar mal planteada. Generalmente se parte de un principio dualista que trata de clasificar la realidad en categorías mutuamente excluyentes. Bajo ese principio divisor sólo hay dos alternativas, o es lo uno o es lo otro. Quisiera proponer, bajo el riesgo de equivocarme, que pensemos que en el caso del fondo y la forma pueden tratarse de uno solo, aunque para efectos de entendimiento se hable de éstos como conceptos separados.

Conviene recordar que los principios dualistas acompañan no sólo al diseño, a la publicidad o a la arquitectura, sino también a la psicología, a la antropología, a la sociología, a la economía y, cómo no, a la ideología, sólo por citar algunos campos. Cuerpo/Mente, Cultura/Naturaleza, Individuo/Sociedad, Capitalismo/Comunismo, Libertad/Igualdad, son algunos ejemplos que pueden llevarnos a olvidar que las palabras no son las cosas y que la realidad es más compleja que el lenguaje que la designa.

Heráclito designó como enantiodromía a la extraña interdependencia que observó entre los opuestos. Todo extremo contiene secretamente su propio contrario lo que explica por qué una misma cosa puede «transformarse» extrañamente en su antagonista. Mientras más extrema es una posición, más fácil es de esperar una enantiodromía. Cuando la cantidad es muy alta o muy baja, se transforma en una cualidad. Cuando la cualidad es muy intensa o poco intensa, se transforma en cantidad. Lo mismo parece suceder con el fondo y la forma.

La Teoría de Campo en la física, evita algunos dilemas creados por las dicotomías que se plantean desde el mismo problema que intenta resolverse. La «causalidad circular» viene a tratar de explicar los fenómenos que la causalidad lineal no ha logrado. ¿Es la luz una onda o una partícula? Parece que puede ser las dos. Una teoría de este tipo procura hacer una integración lógica y sistemática de ideas, aunque no siempre pueda probar la veracidad o falsedad de la proposición en cuestión.

La escuela de la Bauhaus intentó reconciliar el concepto de fondo y forma por medio de diseños bellos y funcionales. Mientras que publicistas de la talla de Reeves y Ogilvy tomaron partido por el fondo, Burnett y Bernbach tomaron partido por la forma. ¿Qué es más importante? Creo que la respuesta es: ninguno de los dos, o aún mejor: ambos. Propongo no tratar de reconciliar estos conceptos. Propongo intentar mirarlos como una misma cosa.

Lo anterior no quiere decir que debamos renunciar a todo intento de separación y reducción para poder estudiar algún fenómeno. Finalmente el problema de aprensión de la realidad es un problema metodológico. No tenemos la capacidad cerebral para analizar todas las variables que intervienen en una situación dada, léase diseño, campaña, construcción o cualquier otra empresa intelectual. Por lo cual, con humildad, separamos, clasificamos y simplificamos las cosas para poder estudiarlas. Pero conviene no olvidar que lo que logramos conocer son simplemente partes de un todo.

La escuela psicológica de la Gestalt, dedicó notables esfuerzos a principios del siglo XX, para entender el asunto del fondo y la forma, partiendo de la percepción visual y así dar luces sobre cómo funciona la mente humana. Algunos de sus numerosos estudios revelaron que no es posible captar el fondo sin la forma, así como tampoco es posible entender una idea sin las palabras. Cuando se altera el significante, también lo hace el significado. Como si estuviéramos viendo a la misma cosa desde dos perspectivas diferentes.

Hoy una nueva corriente de la psicología, la psicología evolucionista, arroja nuevas luces sobre el asunto. Lo que nos parece bueno y bello no esta determinado solamente por los procesos de aprendizaje o la cultura. Hay algo en nuestra naturaleza que nos lleva a reconocer como bello y bueno aquello que tiene alguna función especial para nuestra supervivencia. La belleza cumple una función adaptativa que nos permite identificar rápidamente aquello que puede ser útil para la reproducción de nuestros genes. Los colores, los olores, los sabores, los sonidos o los objetos nos son agradables o desagradables en función de nuestra evolución, no por sí mismos.

Al hablar de diseño, comunicación o arquitectura, hay que decir que la forma hace parte de la función porque la forma es parte del mensaje o la estructura misma. Al alterar el contenedor, se altera el contenido. Alterar el medio es alterar el mensaje. Tanto el uno como el otro pertenecen a una misma naturaleza, mas que a naturalezas opuestas o complementarias. Como decía Marshall McLuhan: «El medio es el mensaje».

La idea de pensar en el fondo y la forma como una sola naturaleza es compleja. Parece difícil de digerir. Pero se hace más fácil cuando se entiende que la separación de dichos términos se hace mas con fines teóricos que prácticos. Sin un adecuado medio, no hay comunicación. Sin una adecuada forma no hay función. El interior y el exterior se afectan mutuamente y no es posible tomar partido por uno solo, así se quiera. Pareciera entonces que el fin no justifica los medios, como decía Nicolás Maquiavelo, sino que el medio es parte del fin y el fin es parte del medio, así como el fondo es parte de la forma y la forma es parte del fondo.

El precio de la arrogancia en la propaganda política

Por: Carlos Andrés Naranjo-Sierra
Dicen que en política, nada está escrito. Posiblemente. Pero no se podrá negar que dependiendo de la habilidad para interpretar el sentir de la gente y el uso que se haga de los recursos, se facilita o dificulta el triunfo de un candidato y en consecuencia, la práctica de las ideas de su movimiento político. Ya los griegos lo habían entendido hace siglos a través de la retórica, pero parece que nosotros aún no. Para la muestra, nuestras campañas presidenciales.

Para comenzar hay que decir que se aprobaron $14.000 millones para todas las campañas, excepto para la del candidato-presidente Uribe, a quien sólo se le aprobaron una partida de 10.000 millones, de los cuales el fisco nacional puso cerca de $5.000 millones para cada una. Adicionalmente se hizo un anticipo aproximado de $1.200 millones a cada partido, por reposición de votos, de acuerdo la votación obtenida por sus candidatos a Senado y Cámara y por la representación que tienen los movimientos en las corporaciones públicas. Adicionalmente, antes de elecciones, se hizo un anticipo aproximado de 1.200 millones de pesos a cada partido, por concepto de reposición de votos, a partir de la proyección de la votación obtenida por sus candidatos a Senado y Cámara y por la representación que tienen tales movimientos en las corporaciones públicas. Por lo tanto, no podemos decir que fue la falta de presupuesto lo que impidió que los candidatos contaran con un buen grupo de asesores en marketing político.

La campaña de Carlos Gaviria comenzó con un eslogan coherente y consistente: «Construyamos democracia, no más desigualdad», pero conforme fue pasando el tiempo comenzaron a aparecer frases alternativas, más parecidas al título de una canción de tango o de Dario Gómez, que a un lema de campaña: «Somos mucho más que dos», una frase excelente para una poesía de Benedetti, pero no para una campaña presidencial. Luego vino el «¡Uy no!» y el comercial de Uribe dándole la mano a Gorge W. Bush, aprovechándose por un lado del logo del partido de la U y por el otro de la creciente imagen desfavorable del primer mandatario estadounidense. Una forma de publicidad negativa bastante recurrente en estos casos pero muy extraña para un candidato que supuestamente se precia del valor de sus propias propuestas. Para las entrevistas en televisión se escogió como sede a la biblioteca del candidato, quien de vez en cuando se dejaba pillar leyendo un grueso libro, remarcando así su aire de intelectualidad. Se pautaron avisos «de expectativa» en prensa, que mostraban a unos personajes diciendo «Yo no elegí quedarme sin trabajo» o «Yo no elegí arruinarme con el TLC» dejando los mensajes en el aire sin que el lector pudiera saber sin equívocos, quien los remitía. Sólo unas semanas después se les dio cierre mostrando quien emitía el mensaje pero ya era demasiado tarde, el proceso de completación no se había hecho en el momento oportuno. Al final ni la simple imagen circular del logo del Polo se salvó pues fue desdibujándose en las piezas publicitarias hasta aparecer sólo un detalle.

¿Qué decir de la campaña de Horacio Serpa? La de Gaviria (Papá Noel) al menos tenía una idea, comunicada con bastantes problemas de direccionamiento, pero al fin y al cabo una idea. La de Horacio Serpa parecía en cambio, caminar sin rumbo fijo. Se fue por lo general, tratando de no comprometerse mucho ni por un lado ni por el otro. «Serpa el presidente de todos» rezaban sus anuncios. Luego aparecía el candidato en televisión diciendo: «Yo insisto en lo que usted insiste» ¿Qué quería decir con eso?¿Si yo insistía en la reelección de Uribe, entonces él también? Ese es el problema de no comprometerse con una idea clara e irse por las ramas con propuestas publicitarias que tratan de darle gusto a todos, pero que al final terminan no diciendo nada más que las mismas promesas de siempre. Para parafrasear al propio Serpa, su campaña no fue «ni chicha, ni limonada».

Las campañas de los demás candidatos se fueron desvaneciendo con el tiempo, ante la falta de generación de noticias propias y el protagonismo de los punteros en las encuestas, si es que se puede llamar punteros los demás candidatos cuando uno de ellos aventaja a los demás por más del doble. Sin embargo cabe resaltar la mejoría de la estrategia de comunicación de Mockus que por fin comenzó a encontrar un lenguaje menos complejo para el común de la gente, lo que sumado a su excepcional mesura parecen augurarle un buen futuro en la política nacional aunque sus Visionarios haya desaparecido como movimiento por no alcanzar el umbral electoral.

Finalmente, la campaña publicitaria de Uribe fue discreta en principio. No mostró la imagen del presidente en comerciales ensalzando su propia gestión sino hasta el final. Más bien dejó que aparecieran colombianos del común haciéndolo. Es más creíble cuando habla un tercero y hace más difícil de atacar el argumento por parte de las demás campañas. Evitó participar en debates donde estuvieran presentes a la vez los demás candidatos, lo que causó malestar en un amplio sector de la opinión pública pero hay que reconocer que de haberlo hecho, los debates se hubieran reducido, aún más, a lanzar ataques contra la gestión del actual gobierno. Cuatro contra uno es una desproporción de fuerzas difícil de combatir en un programa radial o televisivo. Pero una cosas es decidir no asistir y otra aceptar la invitación y declinar a última hora. Esta última alternativa le salió cara al presidente candidato que se dio cuenta de su error y decidió asistir días despues, pero el daño ya estaba hecho. Habrá que analizar en futuras ocasiones aquel principio electoral de que el que va ganando en las encuestas no asiste a los debates y el que va de último ni siquiera es invitado.

La campaña del presidente introdujo un lenguaje cotidiano, casi callejero (en el que paradójicamente tiene más experiencia la llamada izquierda), para apoyar la reelección del presidente, bajo una consigna breve y contundente: «Adelante Presidente». No hubo las famosas vallas de las campañas políticas. La táctica se centro en la publicación de afiches que parecían diseñados por novatos. Algunos parecían hechos en stencil, otros graffitis y otro más, simples fotocopias. Unos cuantos comerciales de televisión, cuñas radiales y la intervención diaria de Álvaro Uribe desde el atril de Primero Colombia bastaron para generar el efecto deseado: El pueblo está con Uribe.

Al final de la contienda los resultados hablaron por sí solos. Siete millones trescientos mil votos para Uribe, dos millones seiscientos mil para Carlos Gaviria, un millón cuatrocientos mil para Serpa y a los demás candidatos les ganó el voto en blanco. Estas cifras mostraron que por un lado Carlos Gaviria le ayudó a Uribe puyando a sus simpatizantes para que no se descuidaran en medio de aires triunfalistas y se movilizaran masivamente a votar, y a su vez Uribe también ayudó Carlos Gaviria ya que muchos de los votos del Polo, más que de seguidores de la izquierda, fueron de antiuribistas que encontraron en el candidato del partido amarillo, la alternativa de poder que ni el Partido Liberal Colombiano ni los demás partidos lograron representar.

Por su parte, los discursos de los candidatos vencidos aceptando su condición, dejaron mucho que desear. Eran oportunidades extraordinarias para asumir con altura la derrota y allanar el camino para las nuevas caras que vendrán en sus partidos. “Venció pero no convenció” comenzó diciendo Horacio Serpa al aceptar el triunfo de Álvaro Uribe. Una frase desafortunada para un candidato que se ha lanzado tres veces a la presidencia y en ninguna ha terminado de convencer. En la democracia, a diferencia de otro tipo de contiendas, efectivamente vence el que convence a las masas aunque sus argumentos no sean los más académicos.

“La silenciosa derrota tiene una dignidad que la ruidosa victoria no merece” dijo a su turno Carlos Gaviria, mientras en el público sus seguidores gritaban arengas en contra del nuevo presidente de los colombianos. Al escuchar hablar al exmagistrado de la Corte Constitucional, daba la impresión de que lo importante no era tanto el reconocer la importancia del crecimiento del movimiento politico al que representaba, sino el oponerse y descalificar vehementemente la elección de millones de colombianos. Tal como lo dijo Jaime Restrepo Cuartas, exrector de la Universidad de Antioquia y representante a la Cámara por el partido de la U: ”Fuimos siete millones de colombianos los que respaldamos la gestión del presidente Uribe, fuimos mucho más que dos”.

Antanas Mockus habló en un tono más acorde con la situación, mostrándose sereno ante la derrota. Aunque al final pareció seguir echándole la culpa de sus recientes descalabros electorales a los electores mismos que no entienden su estrategia de comunicación basada en la argumentación: «No a la publicidad, si a la política» dijo, como si los dos conceptos se opusieran y hubiera que desterrar de la vida del homo sapiens a las emociones y los sentimientos. No deja por demás de ser extraña esta frase, viniendo de un pedagogo que no ha hecho otra cosa que valerse de los mimos, los disfraces, el teatro y los símbolos, para construir su capital político.

Para concluir, queda la sensación de que los que triunfan, no lo hacen necesariamente gracias a los mayores recursos o al poder que tienen, sino a la humildad de reconocer que no se las saben todas, que cada labor tiene sus propias complejidades y que necesitan asesorarse bien a la hora de emprender una empresa de la magnitud de una campaña política, con todas las implicaciones sociales ésta tiene para el futuro de una nación. A algunos podrá parecerles todavía que la publicidad es un asunto superficial, banal, prosaico o hasta despreciable, que no merece mayor cuidado. Ese es el precio de la arrogancia.

Fuente: Dinero.com y GaleriaPolitica.com