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Preferimos las empresas ágiles a las empresas grandes. Los comités y reuniones constantes de las burocracias asfixian las ideas.
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La creatividad esta supeditada a la estrategia y no al revés. Por más novedosa que sea una idea de poco servirá si no obedece a un enfoque determinado.
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El objetivo de la publicidad es la comunicación, no la interpretación. Diseñamos anuncios, no obras de arte.
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Trabajar con el dinero del cliente exige responsabilidad y respeto. Buscamos permanentemente proveedores ágiles y cuidadosos, con precios competitivos y que valoren nuestra labor.
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Toda pieza publicitaria debe comunicar desde el principio el beneficio del producto o servicio y debe hacer fácil reconocer y contactar al cliente. Es increíble que esta obviedad sea un principio pero todos los días suele perderse de vista.
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Hay que guiar la imaginación y la decisión del consumidor. Nuestra publicidad invita a la acción, lo que puede molestar a algunos diseñadores pero no al área de finanzas del cliente.
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El consumidor debe recordar la marca y su producto o servicio más que el aviso en sí mismo. La publicidad es un medio, no un fin.
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Todo mensaje tiene un medio clave y un presupuesto mínimo para transmitirse. La mitad del éxito consiste en identificarlo, desarrollarlo y contar con el presupuesto suficiente para poder aprovecharlo.
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Procuramos tomar decisiones basadas en hechos y no sólo en opiniones. Esto implica investigar y estudiar permanentemente el mercado. Ahorrar en éste tema es ahorrar en ingresos.
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Trabajamos por ser una agencia buena. No una agencia grande. Nos gusta más el mercadeo y sus ideas que el lobby y los cocteles.